sábado, 20 de julio de 2013

El vendedor de rosas, 2012

A Erick Loo

Y le vi
Y noté que era como un caracol trémulo arrebujado contra una esquina
desnudo y frágil a los zarpazos de sus propios lamentos.
Aspiré para sobreponerme de mi espanto,
asombrada de encontrar que el aire hería mis entrañas...
¡Golpeó la puerta!
Fue el corazón el que dio los acordes esa mañana.

No pregunté nada, pero él inició su conteo rutinario de perlas
Y descaradamente irguió su cuerpo como queriendo retar ufanamente al alba,
pero solo balbuceó;
era casi un espejismo
de esos que uno ve producto del sufrimiento de fieras atrapadas en un zoológico.
Iba y venía delirando en su martirio...
Me ha mirado y recitado su himno:

¿Por qué lloro? Porque sufro
y si estoy triste, admite que en el fondo no te interesa
Si no sonrío, no es porque no anhele,
pues reservo mis esperanzas para usarlas como pago el día que el incierto me entregue la llave,
Y así destrozaré puertas y rasgaré fronteras
y en el influjo de un remolino extasiado me deleitaré
y gozarán a carcajadas mis sentidos,
risas libres de hipocresía,
porque habré roto mi encierro,
ese del que todos se vanaglorean de no tener...
¡Pero mi libertad sí será cierta!
Y no importa que nadie me llegue a amar...

Tras su inusitada lucidez, regresó a su mutismo anterior
enroscándose sobre cada uno de sus músculos
y besando las paredes de su concha.

¿Sabes?
Ése es mi amigo, el inmigrante de sueños y vendedor de rosas,
el que amó, fue traicionado y una vez quise besar...
Le doy la mano, pero se niega a levantarse
le gusta ser caracol.

Si no se ama a sí mismo, ¿cómo espera que otros lo hagan?
Y a veces meditando, me doy cuenta que soy nadie
pues yo sí lo amo,
aunque lo niegue orgullosamente ahora que lo veo ahogado en un mar de luz...
Atisbo su jaula y le llamo, pero está más ermitaño que nunca

Lo hubieses visto en otros tiempos, cuando más le amaba.
Cuando no contaba perlas saladas...
Cuando aceptaba mi mano...
Cuando se levantaba y corría conmigo..
Antes de que se cortara las alas a sí mismo,
antes cuando sí tenía alas.

- Sandra Gómez (Nela Vega), 2012

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