sábado, 20 de julio de 2013

Inundación, 2011

A los damnificados del 8 de diciembre de 2010, Comunidad de El Llano, Chepo

Y se esperaba la cálida brisa
insinuosa anunciante del verano,
y el nocturno cantar del turrututú
retumbar en pleno corazón del llano.

Pero despertó el Sol rodeado de gris
con un suelo viciado de tanto beber,
gallos con el gaznate vacíos de canto feliz,
y el jobo triste por sus hojas perder.

El repicar de un tambor en las montañas,
unido al fuerte rugido de un jaguar,
fuerza del río que con sus entrañas,
campos preñados de maíz deseó arrasar.

Ahora el charco salado voló a la montaña,
queriendo a la virgen selva conocer,
se ató a la cintura un mote de artimañas,
trayendo consigo a la lluvia, su mujer.

Y ahora baila, zapatea y lame el jorón,
alborota las gallinas y muge la ternera,
agita áboles... el tamarindo marca el son
de la vorágine rítmica que sigue la arboleda.

Se revisten las casas con andrajos,
envidiosas los han robado al humedal,
dan saltos magníficos las ranas,
la laguna brota en agua a más no dar.

Porque en día de rosas y caliente manjar,
porque en día de besos y abrazos,
cuando el corcho debió haber dado paso al dorado burbujear,
navegaba yo a la fuerza de mis brazos.

Y tal vez mis lágrimas han sido las causantes
de la furia de los montes de Utivá
unido al llanto de hijos y amantes
por el nido al que nadie cobijará.

Y así, convertido yo en hombre-rana,
nadando libre en donde alguna vez pude andar,
ojalá tuviera un capacho, para que cual campana,
con su trino seco acabara el mar...

- Sandra Gómez (Nela Vega), 2011

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