sábado, 20 de julio de 2013

Rosario a la Luna, 2011

Tributo a Federico García Lorca

¡Luna! Te hablo a ti, despiadada.
Tú que siempre lo supiste y no alzaste clamor alguno.
La hija del pueblo que vive
recostada al marañón escondido,
a partir de hoy no podrá tener más deleite inocente.
¡Esta noche sus carnes derraman dolor!
Dolor de amor, ¿me entiendes?
¡Dolor de amor!

Arrastrándose,
pobre y miedoso lebrel,
 vino ante mí a soltar sus penas
largas, miles de perlas de rocío saladas
 rodando por sus mejillas
enlazadas y paridas en el frío de un hogar.
Terminada la plegaria
hizo mil rosarios y mil avemarías arrodillada…
Dime Luna, si tú lo sabías, ¿cómo lo pudiste ignorar?

Me dijo que esa noche,
esa en la que fuiste testigo, 
sorteaba las piedras de la calle
protegiendo con sus manos un clavel
pero era tarde, muy de noche…
Fría noche en que la furia blasfemó
¡y marchitó su corola!
Hubo sangre derramada a tropel…
Al parecer, no se quejó y aceptó  la ofensa urgida por apaciguar su hambre.
Al parecer, ese día no tenía ni un centavo
y sobre todo, tuvo miedo.

Yo podría haberla ayudado, pero no sabía…
Pero tú sí, Luna, ¡callaste y fuiste cruel!

Estaba humillada,
llorando frente a mí:
-El campanario gime ahora, cual yo gemí…
-Se lo digo y se lo juro, no fue que yo quise…
-Me obligó él,  me obligó él…
Te confieso Luna que he notado que en sus manos ya no anidan flores
Es una dama de tierra más
que solo acalla la sed de otros…
He luchado tantos años contra esto, ¡y es inútil!
¿Sabes por qué? Por gente como tú,
El macuá ya cantó…
-¿Me oyes Luna?-el macuá cantó ayer.

Y viene y va en su desdicha,
llorando como nadie más.
Solo repite: ¡Mea culpa! ¡Mea culpa!
Y yo le digo: El Padre te ama y te perdona hija,
no sufras ya.
¡Luna, no la atormentes!
 Fue a tu vista gorda que ocurrió
su más grande tragedia
¡Es tu culpa Luna! No de ella, tierna niña.
Luna,  ¡basta ya!
Hela aquí, sufriendo por la bofetada a la dignidad.
No mira a nadie a la cara
 solo le quedan ojos para llorar
y pasa sus días haciendo cien rosarios arrodillada, ¡cien avemarías!
pues cree que nadie nunca la va a amar
Solo me queda consolarla…
Pero tú luna, alcahueta,
vigilante muda del siniestro de la noche,
prométeme tú que
nunca más,
nunca más,

dejarás que a tu sombra sufran los inocentes

-Sandra Gómez (Nela Vega), 2011

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