Tuve miedo
que me envuelve en mi soledad al sentir
el peso de esta culpa inclemente
MIEDO de un ardor indecente,
fluyendo por marejadas
de una sed que no se siente, mas se palpa sonrojada.
CULPA por no ceder confiada la carne y su halo a la ocasión,
por no ver forjada la fortuna
sumergida en ilusión,
¿Y si hubiese aclamado al orfeón que ensayaba dentro de mi?
Hoy la suerte quisiere hallada y añorase el provenir,
mas tomé la ruta equivocada, camino que el Norte volvió
tanto que en la cintura llevo atada
el susurro de tu voz.
- Sandra Gómez (Nela Vega), 2010
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